gavilán pollero - foto de Gustavo (lu7frb)
Antes de nada, creo que debo explicar el motivo que me ha llevado a titular la ruta de esta manera: tengo una cierta fijación con los títulos de rutas relacionados con animales; Ruta de los Caballos, Ruta de los Cárabos, Ruta de los Salmones y Ruta de los Lobos son un ejemplo de ello. Para seleccionar el animal, lo que suelo hacer es buscar páginas con información sobre la fauna característica de la zona que recorre la ruta. En este caso, fue bastante fácil, ya que buena parte de la ruta recorre la Zona de Especial Protección de los Valores Naturales (ZEPVN) de Xubia-Castro y hay un buen inventario de la fauna que la habita. Y a pesar de encontrarme con especies más raras y más galaicas, como la salamandra rabilarga (posteriormente, he dedicado una ruta a las salamandras rabilargas), la rana bermeja cántabro-galaica o la lagartija serrana, al ver que por allí abundan los gavilanes, vino a mi cabeza una canción del actor mejicano Pedro Infante, "El Gavilán Pollero", que popularizaron en España (a los de mi generación) los Gomaespuma. Anda que no me habré reido veces con Guillermo Fesser, con Juan Luis Cano y con esa canción. A ellos dedico la ruta. Gracias gavilanes.
De todas maneras, esta ruta tiene muchas más cosas que gavilanes:
- El Parque Eólico de Forgoselo: 37 aerogeneradores mezclados con caballos salvajes y vacas marelas.
- El Castillo de Narahío: primo-hermano del Castillo de Andrade, castillo medieval del sigo XIV, situado en las inmediaciones del río Castro, en lo alto de una cañada y dominando todo el valle contiguo.
- El Puente de la Ferrería: cuya construcción se realizó en la época de Fernán Pérez de Andrade, O Boo, en la segunda mitad del siglo XIV (el mismo señor feudal que construyó el puente de Pontedeume)
- La Fervenza do Belelle: una cascada con una caída de 45 mts (lo que la convierte en una de las mayores de Galicia) que se encuentra rodeada por un bosque precioso de robles y castaños.
Es una ruta absolutamente recomendable ya que mezcla naturaleza e historia durante todo el recorrido. Y si eso no nos parece suficiente, las vistas desde Racamonde (Forgoselo) o la Fervenza, por sí solas, hacen que merezca mucho la pena.