Mi ciclista favorito es Andy Shrek. Básicamente, es un ciclista sorprendente. Me sorprendió mucho eso de "Y voy yo y me lo trago", así, de sopetón, casi al principio de la primera película. Y después, cuando dice: "Y entonces perdí el Tour".


Se refería al Tour que ganó, claro, el de 2010. Ese en el que pasó muchos ratos con su amigo, el que le seguía a todas partes.


Ese Tour en el que un buen día le saltó la cadena...


...momento en que su amigo, sin darse cuenta de lo ocurrido, lo sobrepasó y atacó, para llevarse el maillot amarillo por una diferencia de 8 segundos. Maillot que ya no abandonaría hasta París.

Aunque, seguían siendo amigos.


Para siempre.


Y luego vino lo del solomillo, y tal.

Pero Andy no es mi ciclista ciclísticamente incorrecto favorito por haber ganado un Tour, o la Lieja-Bastoña-Lieja. Tampoco lo es por usar un medidor de potencia, para medirse los wa.tíos. Ni por llevar una carrera ciclista similar a la mía, es decir, apuntarse a carreras con la intención de terminar la ruta larga y acabar muy retrasado o teniendo que atajar. Tampoco por haber lucido el dorsal "1" una vez, terminando la carrera haciendo honor a tan importante número, como yo.


Sus lesiones (y las mías) tampoco han tenido nada que ver en esta decisión tan meditada. El motivo principal por el que Andy Shrek es mi ciclista ciclísticamente incorrecto favorito es porque es un verdadero y aunténtico lentorro. Además, se ha de ser muy crack, pero mucho, para que tu propio equipo te expulse de La Vuelta por salir hasta altas horas de la madrugada (y haberte bebido unas cuantas cervezas y/o vinos y/o copas y/ chupitos antes de meterte 200 km en bici). Y eso sí que se entrena, o sino que se lo pregunten a mis compañeros de rutas.